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My current work arises from living in the rainforest of Los Farallones near Cali. Inhabiting, breathing and looking carefully at the elements of this ecosystem such as the river, the rocks, the plants and the beings that live here, my work consists of making visible the interrelation of my body with its environment.
I make pigments of mineral and botanical origin by collecting ochers, earth and fallen leaves with which I paint on canvas and paper on the rocks of the river as an opportunity to study color from an expanded field.
By grinding rocks that transform into pigments that speak of time on a geological scale and by sifting the soils I walk through that have been excreted by microorganisms that make our atmosphere possible, I am interested in honoring the life that flows through me as an extension of the life of others. With performative actions in my daily life of eating, composting, germinating, breathing, blowing, and walking I try to make visible that what appears to be separate is in reality a dynamic and fluid unity.
The earth is not a space outside of us. We are the earth itself. Every leaf, every rock, every thing and practice of daily life is a wonderful manifestation that deserves to be made visible from reverence and care. Each instant is a living seed of eternity.
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Mi trabajo actual surge de vivir en el bosque lluvioso de Los Farallones cerca a Cali. Habitando, respirando y mirando detenidamente los elementos de este ecosistema como el río, las rocas, las plantas y los seres que habitan aquí, mi trabajo consiste en visibilizar la interrelación de mi cuerpo con su entorno.
Fabricó pigmentos de origen mineral y botánico recolectando ocres, tierra y hojas caídas con los que pintó en lienzo y papel sobre las rocas del río como una oportunidad de estudiar el color desde un campo expandido.
Moliendo rocas que se transforman en pigmentos y que hablan del tiempo en una escala geologica y cerniendo los suelos por los que camino que han sido excretados por microorganismos que crean la atmósfera, me interesa honrar que la vida que fluye a través de mi como una extensión de la vida de otros. Con acciones performativas en mi la vida cotidiana al comer, compostar, germinar, respirar, soplar, y caminar intentó visibilizar que lo que parece estar separado es en realidad una unidad dinámica y fluida.
La tierra no es un espacio fuera de nosotros. Somos la tierra misma. Cada hoja, cada roca, cada cosa y práctica de la vida cotidiana es una maravillosa manifestación que merece ser visibilizada desde la reverencia y el cuidado. Cada instante es semilla viva de eternidad.
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